De ellos se compone la existencia, básicamente. En las noches ebrias, en el sexo, en el amor... Allí habitan los Seres Hipotéticos, desilusionándonos, desesperanzándonos, y, en fin, desesperándonos. Los Seres Poco Memorables, no obstante, también viven en las noches ebrias, en el sexo y hasta en el amor. En los mismos lugares, aunque en dimensiones diferentes.
Cojamos a la Sra. A. Ella anhela al Sr. C, aunque sabe que nunca lo tendrá. Es un Ser Hipotético. Al mismo tiempo se acuesta con el Sr. B, que no es sino un Ser Poco Memorable, y al que en poco tiempo acabará relegando a algún insignificante compartimento de su memoria. ¿Puede limitarse la existencia de la Sra. A a un cuadro tan vulgar? ¿No es posible que exista un Ser Real y Memorable que se instale en su vida? Bien, supongamos pues que aparece un Sr. Ch del que la Sra. A se enamora. Pero para ser sinceros hemos de admitir que las posibilidades reales de supervivencia del Sr. Ch entre el Sr. B y el Sr. C son más bien escasas.
¿Cómo enfrentarse al tiempo con lo que no existe y lo que desearíamos que no existiera? ¿Quién ganaría una guerra entre la imaginación y el olvido? Y sin embargo anhelamos a unos y despreciamos a los otros sólo cuando se trata de los demás. ¿Qué es uno para uno mismo? Una frustración. ¿Y qué es lo que desearía hacer y no puede? Olvidarse de sí mismo. ¿Acaso es el tedio una solución? Que me corten la cabeza.